Qué desagradable es cuando,
caminando por una calle poco transitada,
usualmente después de atravesar,
el destino te pone escasos metros detrás de otra persona
y toca apurar el paso
para adelantar
y salir de esa zona incómoda.
Qué desagradable es cuando,
caminando por una calle poco transitada,
usualmente después de atravesar,
el destino te pone escasos metros detrás de otra persona
y toca apurar el paso
para adelantar
y salir de esa zona incómoda.