Raro

La persona más extraña que conozco es una tía de I. a quien no le gustan las películas. Así, en general. No le gusta el cine.

Fuera de eso, es una persona completamente normal. Pero su rechazo a la totalidad del medio cinematográfico la convierte —para mí— en un personaje completamente extravagante y me deja lleno de preguntas que, por cortesía, jamás me atrevería a plantear.